viernes, 16 de enero de 2015

PEQUEÑA GIGANTE


Hoy voy a hablar de sentimientos. La verdad es que desde que comencé el blog todo ha sido muy bonito, muy genial y muy estupendo, pero es cierto que llevaba tiempo con ganas de hablaros de algo mucho más trascendental que el hecho de cómo hornear unas galletas o de qué manera realizar una sentadilla correctamente. Hoy quiero hablar de las cosas que siento que me han ocurrido (y ocurren), por dentro, a raíz de perder 40 kg de peso, "por fuera".

La verdad es que tengo que dejar claro desde el principio que, como he dicho siempre, no siento que mi yo interior haya cambiado con este cambio (valga la redundancia), en el sentido de que yo seguiré siendo yo siempre, pese 96 o 56 kg. Mi corazón es el mismo y mi manera de tratar a la gente es la misma. Obviamente mi seguridad para conmigo, mi manera de verme y aceptarme o mi ilusión a la hora de comprar ropa o de sentirme más decidida y menos acomplejada, han cambiado y mucho, pero a lo que me refiero es que Violeta sigue y seguirá siendo Violeta, SIEMPRE.

Lo que sí vengo observando desde hace tiempo, y realmente es lo que me lleva a escribir este post, es que mi seguridad para conmigo ha crecido, pero hay algo extraño, algo que no consigo entender del todo, que me pasa con los hombres desde mi pérdida de peso. Antes, con 20, 30 y hasta 40 kg más, no me cuestionaba tanto y digamos que vivía en un Carpe Diem constante en cuánto a "sentir" se refiere. Me ilusionaba, dándome así la oportunidad de conocer a chicos, e incluso me enamoraba. Eso sí, la mayoría de las veces ese enamoramiento era pasajero y tal cual llegaba, se iba. Y así pasaba la vida, comprando las motos que me vendían, sin ni si quiera saber montar en bici, pero en el fondo tan a gusto. 

Hoy día no me como un colín. Siempre me estoy quejando de que no ligo, no quedo con chicos, no tengo relaciones sexuales y mi vida sentimental es lo más parecido a la que pueda tener un caracol. Pero me he dado cuenta de que es porque a mí me da la gana. Por eso y porque a veces soy medio gilipollas, todo hay que decirlo. Pero no sé si por el daño que me han hecho en la vida, sentimentalmente hablando, o por mi mentalidad de "ex gorda" y ese miedo a ser utilizada como última opción, ya no me fío ni de mi sombra. Y eso, con casi 30 años y siendo de esas personas románticas de las que quedan ya poquitas, es una auténtica PUTADA, con mayúsculas.

Imagino que todo viene de atrás, de haber tenido que aguantar a mucho tonto y a mucha lista durante mucho tiempo; en definitiva, de haber llegado a creer en algún momento de mi vida que yo, por mi condición física, era menos que el resto y por ello, debía mirar la vida con la cabeza baja y conformarme con lo que viniese, sin más. Quizás por eso ahora me he vuelto tan selectiva. Por eso y por el miedo a que me hagan daño y me utilicen como ya lo hicieron en su día. 

En estos momentos de mi vida puedo decir bien alto que me quiero, me admiro, me adoro y me considero una tía de los pies a la cabeza, fuerte a más no poder y que es capaz de conseguir lo que se proponga a base de esfuerzo e ilusión. Quizás por ello, entre otras cosas, estoy tan harta de la gente condescendiente que me mira con asombro diciendo: "Hala... ¿Esa de antes eres tú? ¿Pero cómo puede ser? ¡Si ahora estás tremenda!" y seguidamente intentan arreglarlo con un "Pero vamos, que rellenita también eras muy guapa"... ¿Rellenita? ¿Perdona? GORDA. Era gorda. No tenía sobrepeso, tenía obesidad. Y sí, podéis decir la palabra gorda (ni rellenita, ni gordita, ni ancha, ni de "huesos fuertes"), que os aseguro que no os va a pasar nada, de verdad.

Bueno, voy a ir terminando ya... Solo deciros a tod@s l@s que os hayáis podido sentir como yo en algún momento de vuestra vida, que sois grandes, muy GRANDES. Y no hablo del tamaño de vuestros muslos, vuestros brazos o vuestra tripa, hablo de grandeza interior, de esencia, de alma. Que nunca jamás NADIE os haga sentir que sois menos que el resto. Que nunca jamás NADIE os haga pensar que debéis conformaros con lo que tenéis y, además, sentiros agradecidos por ello. Sois grandes y os merecéis que os pasen cosas enormes. Os merecéis ser felices como l@s que más.


PUEDES MÁS DE LO QUE TE IMAGINAS.

VALES MÁS DE LO QUE CREES.




2 comentarios:

  1. Ánimo Violeta! Eso de "mentalidad de gorda" aunque el cuerpo no acompañe, lo entiendo. Besitos!!!

    ResponderEliminar
  2. Me ha impresionado tu entrada y me he decidido a escribirte por primera vez (aunque ya te he leído más veces). Entiendo perfectamente lo que dices y quiero decirte que muchísimo ánimo. Somos personas y lo más importante es que seamos felices en nuestra piel, que no importa si sobrepeso ó 90-60-90, siempre que haya salud.
    No te preocupes, seguro que cuando menos te lo esperes aparecerá alguien especial (es lo que siempre se dice, pero ya verás ;) ).
    Besos.

    ResponderEliminar